sábado, 26 de septiembre de 2009

Capitulo Diez El camino a la redencion

Día tras día, me sumerjo en la más oscura de mis miserias para sacarme a la luz de la esperanza. Mi redención se ha convertido en una acción liberadora y salvadora. He sido liberado de la esclavitud del mal y salvado de la muerte eterna. Ya no importa el pasado he creado una nueva humanidad. Las voces no me atormentan porque son mi conciencia. Es cuando entonces y a veces surge el recuerdo ese azul celeste de aquella niña que hace más de 20 inviernos robo mi corazón. Y se repite:

A vecescuando me agrieta el aire la miradasalgo a buscarte maduro de esperanzashecho a rodar el grito de un deseoy vuelvo a caminar la calle ancha.Déjame,que te encuentre en las esquinasdéjame besar tu boca páliday hundirme lentamente de a pedazosen la paloma de tu pollera blanca.Pero sigo en este andar de caminantecon una estrella rota en mis espaldasajando agudo este silencioque corre sepulcral por mi garganta.Porque no estás te voy llamandopara quemar de sueños la mañanay gastar en ti todas las lunasque este tiempo de octubre nos regala.Ven muchacha,levántate a mis ojostrae contigo el sol en las pestañasno niegues para mí tu piel almendradespiértale los pliegues a mis sábanas.Subo los peldaños de la nochecon un frágil silbido en la solapaella bebe en soledad su negativayo regreso vacío de palabras.
Más,intentaré de nuevocolgar de su pupila luz doradanacerá mi paso, e irá por ellavolviendo a caminar la calle ancha.

Mis pupilas grises se llenan de lagrimas, ya no de aquella razón que ni me acuerdo, si no de lamento de estar a su lado. He caminado esos pasos hirientes, lentos y consumidos. Se acerca el tiempo así lo presiento – llega a su momento- comenzar la despedida. Creo que he caminado lo suficiente para entender que cuantas más trabas encuentres en el camino más fácil es abandonarlo. Confieso que he caminado lo suficiente para entender que las palabras no existen y son los hechos que hablan por nosotros. Confieso que he caminado lo suficiente para entender que todos ganando y perdiendo pequeñas cuestiones estamos dando exámenes futuros. Confieso que he caminado lo suficiente para entender que la culpa, la ventaja, el cohecho, los argumentos certeros, la mentira son herramientas de violencia a la que todos nos exponemos. Confieso que he caminado lo suficiente para entender que la única luz que sirve es la de mis afectos, las demás luces no iluminan. Confieso que caminado he perdonado – ya no maldigo su existencia – he encontrado la redención

“No conviene ser espejo desnudoSembrado de cielos y paraísos sin palabras
Para ser algo mejor que vidaTampoco necesitamos crecer dentroDe esa humanidad sin dioses ni mentirasQue no tiene tiempo nuncaDe morir en una risa”

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